El 2.0 ha muerto
Nació cuando ya llevaba años andando y ha muerto, aunque algunos no lo sepan, cuando el cadáver ya está frío. Antes que los periódicos de papel. El 2.0 es un extra más de ‘The walking dead’, un zombie que mete miedo a los incautos que no son capaces de darse cuenta de que corriendo, algo tan analógico, se puede escapar de la pesadilla.
La etiqueta 2.0, como promesa de futuro y creadora de un entorno nuevo ajeno a lo demás, huele a naftalina. Pero da igual, hay creyentes aún en una realidad paralela, como hay quien cree que las pirámides de Egipto las hicieron los marcianos.
Afortunadamente, las herramientas de comunicación social son mucho más que una etiqueta y, lejos de habitar un mundo aparte, se integran en el único que tenemos para cambiar nuestro modo de hacer las cosas y facilitarnos la vida en muchos sentidos (también hay quien se la complica, pero eso es otra historia).
Así que, atención, magufos dospuntoceristas, no tratéis de impresionar a vuestros clientes con discursos sobre el milagro de la monitorización y el peligro de las conversaciones ajenas, sobre la influencia descomunal de vuestros amiguetes o sobre lo importante que es esa marca personal capaz de convertir en bidimensionales y plastas a seres de carne y hueso. Ya no cuela. Intentad conocer el contenido de lo que hace vuestro cliente, su modo de funcionamiento, aprended de él para aprovechar el nuevo entorno, pero no deis lecciones basadas en los blogs corporativos de Facebook o Twitter, que a eso tiene acceso cualquiera.
Aunque no os lo queráis creer, la gallina de los huevos de oro ha muerto y la mayoría de la gente sabe que la homeopatía no cura. Las redes sociales se han integrado en el entorno y no necesitan ser tratadas como algo aparte. Dejad de reducir a una etiqueta molona una de las mejores herramientas de comunicación que conocemos.