“Echar unas risas” no es una crisis (o no tiene por qué serlo)

Es bastante habitual que un famoso se queje en Twitter y, sólo por serlo, una compañía le haga caso. Ha sucedido esta misma semana con Risto y Digital+, pero no es algo aislado. En estas ocasiones, el miedo a la cháchara y la confusión de los que identifican ruido con crisis reputacional conducen a soluciones, a mi juicio, erróneas.

Cuando una empresa soluciona un problema a un cliente basándose en el número de seguidores que tiene en Twitter se está equivocando. O solucionas el problema para todos o le exiges al “influencer” de turno que cumpla con las mismas normas que el resto de los mortales.

Las medias tintas, el “a ti sí” para evitar los chistes continuados alrededor de la marca, generan, en mi opinión, peores percepciones que un TT efímero del que nadie se acuerda a los dos días. El famoso de turno se crece y aprovecha el tirón para darse importancia y la empresa queda en ridículo.

Cuidado con las recetas universales, cuidadito con los tips y con los blogueros “expertos” en reputación que jamás se han arremangado con fuego real. Una crisis lo es cuando pone en peligro tu negocio, no cuando se calienta una conversación que no moviliza, que no pasa de ser “echar unas risas”.

NOTA: Ojo, para los tremendistas que leen en diagonal, no digo que una conversación de este tipo no pueda acabar siendo una crisis, digo que a priori es otra cosa y que se debe gestionar de otro modo antes de que se convierta en un problema de verdad.

Una caña mal tirada

Estamos tirando mal la caña. Demasiada espuma. En forma de TT pasajero, de mensajes inducidos que despistan, de discusiones sobre declaraciones absurdas, de recomendaciones masivas con intereses evidentes. Espuma.

Algo de espuma es necesaria, sin conversaciones insustanciales y absurdas la realidad es demasiado dura, pero hay que cuidar bien la mezcla. Con tanta espuma se hace difícil llegar a la cerveza.

Se ve que, como masa, nos encantan las cañas mal tiradas. Nos gusta quedarnos en la superficie. En los casos de corrupción, en las crisis, no sólo en la económica, en la política, en la cultura, si es que sigue existiendo eso, y hasta en el deporte. Nos gusta tanto la espuma que ahí seguimos, bebiendo aire mientras el volumen de líquido que hay en el vaso apenas se mueve lentamente.

Tenemos buenos grifos para dispensar la información, los mejores que hemos tenido jamás, pero los proveedores del barril nos la están dando con queso. Creemos que la espuma lo es todo y ahí nos quedamos. Y no pasa nada. Y, si pasa, es lentamente, a un ritmo que desespera.

¿Alguien tiene una pajita? Con ella podremos llegar al líquido y además dicen que “pega más”.

NOTA: Lo sé, últimamente me repito mucho, pero es que cada día me asusta más lo borregos que somos.

Ejercicio práctico

Entra en la lista de Trending Topics de Twitter en este preciso instante y, si puedes, haz algo viejuno y transgresor: imprímela. Tacha de la lista aquellos TTs que tengan que ver con programas de radio o televisión -los programas para fans adolescentes cuentan-. Ahora elimina de la lista los que tengan que ver con noticias relacionadas con política o economía. Para seguir con el juego, hay que eliminar también los TTs asociados a marcas comerciales -ojo: Apple es una marca comercial-. Borra ahora los nombres de deportistas y artistas en plena campaña de promoción. Recuerda que Justin Bieber o One Direction SIEMPRE ESTÁN EN PROMOCIÓN.

¿Qué te queda? Si has hecho bien el ejercicio, da igual el día y la hora a la que estés leyendo esto, te quedan uno o dos TTs en la lista, como mucho, y tienen que ver con un chiste espontáneo, un evento en directo o palabras sugerentes como, por ejemplo, (niños, taparos los oídos) “polla”.

Una vez realizado el ejercicio práctico, una pregunta más, queridos dospuntoceristas: ¿Quién fija la agenda informativa en redes sociales?