El chivo expiatorio

Dios, el diablo, la mala suerte, la energía negativa, el mal de ojo o Sauron, para los habitantes de la Tierra Media, han sido tradicionalmente los chivos expiatorios más populares, aquellos a quienes culpamos de nuestra desdicha aunque el origen de nuestros males sean nuestros propios actos.

En estos momentos, para quienes siguen atrapados en los años 80, todos estos responsables de las calamidades que nos azotan han sido reemplazados por un ente al que atribuyen poderes oscuros y omnipotentes: Internet.

No se dan cuenta de que su nuevo Belcebú no se parece en nada a los anteriores. Para empezar, tenemos pruebas de su existencia, lo hemos creado nosotros. Además, hace lo que le decimos, no es más que una herramienta tonta. Tan tonta como un cuchillo, pura bondad si Chicote corta cebolla y el mal hecho metal (toma expresión heavy cual lluvia de hachas) si lo agarra Dexter Morgan.

Internet no le hace mal a nadie, ni bien, son quienes lo usan los que le añaden la connotación moral. Si te crees una foto falsa no culpes a un conjunto de cables y chips, igual es que cuando coges el cuchillo eres como Pepe Viyuela.

Banda sonora del post: ‘La culpa fue del cha cha cha’ de Gabinete Caligari.

Grandes clásicos de ayer y hoy

El siguiente post es un plagio de un bloguero del siglo XVI de cuyo nombre no estamos seguros, pero que, a juzgar por la evolución de sus textos, debió de tener un Klout bastante alto. Lo que él hace, asistir a un corrupto y denunciarlo por carta décadas después amparándose en el anonimato, se ha convertido con el paso del tiempo en un clásico de la realidad que nos rodea. El post:

“En el quinto por mi ventura di, que fue un buldero, el más desenvuelto y y desvergonzado y el mayor echador dellas que jamás yo vi ni ver espero, ni pienso que nadie vio, porque tenía y buscaba modos y maneras y muy sutiles invenciones.

En entrando en los lugares donde habían de presentar la bula, primero presentaba a los clérigos o curas algunas cosilla, no tampoco de mucho valor ni substancia: una lechuga murciana, si era por el tiempo, un par de limas o naranjas, un melocotón, un par de duraznos, cada sendas peras verdiniales. Así procuraba tenerlos propicios, porque favoreciesen su negocio y llamasen sus feligreses a tomar la bula. Ofreciéndosele a él las gracias, informábase de la suficiencia dellos. Si decían que entendían, no hablaba palabra en latín, por no dar tropezón, mas aprovechábase de un gentil y bien cortado romance y desenvoltísima lengua. Y si sabía que los dichos clérigos eran de los reverendos, digo que más con dineros que con letras y con reverendas se ordenan, hacíase entre ellos un Sancto Tomás y hablaba dos horas en latín -a lo menos que lo parecía, aunque no lo era.

Cuando por bien no le tomaban las bulas, buscaba cómo por mal se las tomasen, y para aquello hacía molestias al pueblo, y otras veces con mañosos artificios; y porque todos los que le veía hacer sería largo de contar, diré uno muy sutil y donoso, con el cual probaré bien su suficiencia”.

Nota: Aunque el blog original iba firmado por Lázaro de Tormes, no hay que fiarse, ya sabéis que en esto de internet la gente se cambia el nombre y se monta una “identidad digital” falsa para colárnosla. Cosas de la tecnología moderna.

Dos tendencias reversibles para 2013

Ni el vídeo, ni la infografía, ni las redes sociales, ni la música de los 80, ni los gintonics llenos de hierba. En 2013, así, a bote pronto, pronostico dos tendencias principales. Afortunadamente son reversibles:

1.- El deterioro: No hay que ser muy avispado, basta con ver un informativo, navegar un rato por Internet o poner la radio (para los más clásicos, vale la prensa). Andando por la calle también es fácil adivinar, a nada que levantes la cabeza del móvil, la tendencia al retroceso y al deterioro en casi todo lo que nos rodea. Es algo evitable, pero tenemos que poner mucho de nuestra parte y evitar ese fatalismo que nos caracteriza. El destino no está escrito, señores, si nos resignamos, fomentaremos esta tendencia.

2.- La ansiedad: Es consecuencia de la tendencia anterior y tiene mucho que ver con el dospuntocerismo clásico. Si tuiteas un vídeo de un niño chino dejándose la piñata contra el borde de una mesa, la reacción será inmediata y te considerarás todo un influencer. Sin embargo, para cambiar el panorama y evitar la tendencia 1, el deterioro, hace falta algo más. Tras el 15m ganó Rajoy y tras la #mareablanca se abrió la puerta a la privatización de la sanidad madrileña. Eso no significa que esos movimientos fueran inútiles, todo lo contrario, no seamos ansiosos, los cambios profundos llevan su tiempo y seguirán en marcha. Si queremos, claro.