Reflexiones post #iRedes: Cultura para algoritmos

Salí de la mesa sobre nuevos modos de promoción musical de #iRedes con más preguntas que respuestas, con más preocupaciones que motivos para el optimismo. Me asusta el pasar del oligopolio de las ‘majors’ al de las plataformas de distribución, me preocupa dejar la prescripción cultural (ojo, no sólo la musical) en manos de un par de algoritmos, no más. 

Se compone para Spotify, se escribe para Amazon, se crea con la aspiración de ser “similar a” para poder ocupar algún puesto en alguna lista. Se aspira a convencer al algoritmo, no a desarrollar algo nuevo. Es la misma preocupación que tenía en clase de guión, durante la carrera, cuando algunos manuales hollywoodienses decían aquello de “el ‘plot point’ tiene que llegar en el minuto 23”. Como público, quiero que me sorprendan, no encasillarme en estructuras previsibles. 

Una cosa es que el acceso a la cultura sea masivo y otra que la creación sea democrática. Si entregamos todo a los algoritmos, adiós al factor sorpresa, adiós a la llegada de nuevos géneros. Faltan espacios relativamente masivos de prescripción, sitios donde pueda prosperar la rebelión. Los que hay se quedan cortos. O faltan o es que yo no los conozco, así que se admiten sugerencias que me tranquilicen un poco. 

Reflexiones post iRedes: Tenemos que hablar más

Decía el pasado viernes Javier Moya en iRedes, hablando de comunicación y periodismo, que el gran problema de España es la educación. Si algo me quedó claro la semana pasada en Burgos es que la desconexión entre la universidad y el mundo profesional es cada vez más grande. Se debe, probablemente, a un problema estructural, sólo superable mediante un cambio de modelo.

La tecnología y la necesidad de resultados de las empresas en un nuevo ecosistema comunicativo están haciendo que en el ámbito profesional se meta la quinta marcha. Es cierto que no siempre sucede, que no todo avanza al ritmo deseado, que siguen existiendo muchas barreras, pero aún así los esfuerzos por experimentar, descubrir e implantar nuevos modos de hacer las cosas existen, se suceden unos detrás de otros.

Ese esfuerzo, aun cuando alcance un éxito notable, tarda en llegar al mundo académico, si es que llega. Y una vez allí, se topa con una digestión pesada. Demasiada actividad para ser digerida por un estómago habituado a otros ritmos. Así, los colegas académicos siguen usando con total seriedad etiquetas que en el mundo profesional han quedado antiguas, siguen viendo como tendencias de futuro modos de trabajar que ya son un hecho en muchos sitios, que incluso han sido descartados por muy modernos que parezcan. Se siguen utilizando casos de éxito de hace años que, para colmo, ni siquiera triunfaron más allá de un power point.

La brecha entre el mundo educativo y el profesional no para de agrandarse. Algo horrible, ya que acabaremos teniendo una realidad desbocada y una formación obsoleta. Un disgusto. Los profesionales necesitamos alguien que analice lo que hacemos con el tiempo del que no disponemos y los docentes tienen que conocer en tiempo y forma lo que sucede en el ámbito profesional para poder preparar mejor a los que vienen detrás. Tenemos que hablar más. Si no lo hacemos, perdemos todos.

La resaca de iRedes V

Podéis ver todo lo que sucedió sobre el escenario de iRedes aquí y repasar lo principales temas de conversación que dejó esta quinta edición en este post de eCuaderno. Son dos partes fundamentales de iRedes, lo que sucede en el escenario y el poso que deja. Hay una tercera, si cabe más importante, y es la comunidad que genera. 

iRedes es su programa y es su público, un nutrido grupo de veteranos profesionales de la comunicación y del mundo académico y un cada vez más mayoritario abanico de universitarios y recién llegados, de gente dispuesta a echarnos a patadas del sitio que ahora ocupamos algunos. Como tiene que ser. 

Esa mezcla, hablando por los pasillos, en la cafetería del museo de la Evolución, en el hall de un hotel o en los bares de Burgos, es explosiva, enriquecedora, tanto como las mejores charlas, talleres y mesas redondas del programa. Muchos nos volveremos a encontrar en los mismos sitios dentro de un año junto a nuevos compañeros de viaje, otros nos buscaremos antes, sin duda, y pondremos en práctica algunas de las cosas que compartimos en Burgos. 

Aún queda mucho para la próxima edición, si a alguno se le hace eterno, aquí estamos para lo que haga falta. Mientras tanto, gracias por venir a iRedes.

El cuerpo me pide #iRedes

Los discursos sobre el poder transformador de la comunicación y los nuevos medios son muy bonitos, a veces hasta me los creo, los escribo y los defiendo.  El día a día es más duro, lo que uno lee y ve acaba desgastando mucho, hasta el punto de que el depósito de ímpetu acaba en la reserva, por muy motivado que uno sea, ante la indiscutible tendencia humana al inmovilismo.

Por eso el cuerpo me pide #iRedes. En apenas una semana compartiré tiempo (días 16 y 17) y espacio (Burgos) con algunas de las personas con las que más he aprendido. Conoceré también a gente de la que seguro que hay mucho que aprender. Es un modo más que recomendable de recargar el depósito de ímpetu y de otras cosas, que en Burgos se come y se bebe muy bien. Nos vemos en la V edición de iRedes.